¿Cuándo necesitan almohada los bebés?

Como norma general, podemos empezar diciendo que no, los bebés no precisan ni deben dormir con almohada.

Y la explicación está en que la morfología de su cuerpo aún no es como la del adulto, destacando dos puntos:

  • Sus hombros tienen el mismo tamaño que su cabeza.
  • El tono muscular en el cuello es menor.

Así, aunque para la mayoría de adultos (no todos), la almohada es necesaria para dormir, para los bebés no está recomendada. Sin embargo, los niños deben empezar a usarla en algún momento. Hoy vamos a intentar aclararlo.

Riesgo de muerte súbita.

Hasta el año de vida, están desaconsejadas las almohadas ya que aumenta el riesgo de muerte súbita debido a la flexión hacia delante que ésta provoca en su cuello, disminuye la apertura de la vía aérea y aumenta el riesgo de asfixia. Si además el niño es muy pequeño, aún no tendrá fuerza en su cuello para poder moverlo y defenderse de esa postura.

Y no olvidar el riesgo añadido de llenar la cuna de objetos (almohadas, rulos, cojines, peluches,…), en un niño que aún no controla sus movimientos, puede verse bloqueado por ellos, obstruyendo su boca, nariz y vía aérea provocándole la asfixia.

Pero ¿a mi hijo le han recomendado una almohada?

Los cojines utilizados para corregir o evitar la plagiocefalia deben usarse por recomendación de algún profesional (fisioterapeuta, osteópata, rehabilitador, neurocirujano, pediatra…) y siempre optar por productos oficiales que cumplan la normativa para no correr riesgos.

¿Qué hacemos entonces cuando el Pediatra nos recomienda que duerma incorporado?

En algunos casos, sobre todo en niños con reflujo gastroesofágico (regurgitaciones) o con bronquiolitis/bronquitis (dificultad para respirar), es aconsejable dormir semiincorporado para mejorar la sintomatología. La forma de realizarlo no es colocando una almohada debajo de la cabeza del niño sino colocándola debajo del colchón (almohadas, cojines, mantas,…) para conseguir la inclinación del colchón pero manteniendo la superficie plana.

¿Cómo deben dormir entonces los bebés?

Los bebés deben apoyar su cabeza sobre un colchón firme al mismo nivel que su cuerpo, de forma que no fuerce la curvatura natural de su cuello. Es importante que sea firme para evitar la flexión del cuello y que no se hunda ni se gire, para así evitar el riesgo de asfixia.

RECORDAR que la postura recomendada, a día de hoy, para dormir de los bebés es boca arriba, para prevenir la muerte súbita, teniendo la precaución de cambiar la postura de la cabeza a un lado y otro para evitar deformidades del cráneo.

La Asociación Española de Pediatría y la Academia Americana de Pediatría desaconsejan también el uso de almohadas como parte de sus recomendaciones para que el bebé duerma seguro durante los primeros años de vida.

Específicamente sobre este tema, las recomendaciones de ambos son las siguientes:

  • Acostar al bebé sobre su espalda en una superficie firme como un moisés o una cuna con una sábana ajustable.
  • Evitar el uso de protectores para los barrotes de la cuna, cobertores, almohadas y juguetes suaves, como peluches.
  • El área donde duerme el bebé debe estar totalmente libre.

¿A partir de cuando necesitan almohada?

La recomendación general es a partir de los dos años. Pero más que la edad de forma aislada, hay que valorar el crecimiento corporal, fijándonos sobre todo en cuando sus hombros sobresalen de su cabeza. En ese momento es cuando, físicamente, la necesitará, para que su cabeza no caiga para los lados ni quede colgando si se pone de lado.

La almohada nos ayuda, al dormir boca arriba a mantener la columna recta, evitando la hiperextensión del cuello hacia atrás; y al dormir de lado, es imprescindible para que la cabeza no cuelgue. Dormir boca abajo no es la postura más aconsejable; en este caso no se necesita almohada.

Los niños tienen una cabeza mucho más grande en proporción y no tienen problema en dormir de lado o boca arriba sin ella, por eso no la necesitan en ninguna de las dos posiciones en los primeros años.

Probablemente, si colocamos una almohada a un niño de un año, acabe ésta en una punta de la cuna y el niño en la otra; con lo cual, tampoco la necesita.

Se recomienda usar almohadas finas, acordes a su tamaña y de un material transpirable (como el algodón). La funda debe ser suave y lavable, de un material que facilite su respiración (algodón).

RESUMEN:

A partir de los dos años los niños pueden utilizar, si así lo desean o lo necesitan, una almohada delgada, pequeña y firme, aunque lo ideal es continuar sin almohada el mayor tiempo posible.

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